domingo, 26 de julio de 2009

EL MAESTRO JORGE CAJARVILLE

Tragedias en el oficio

Jorge Pablo Cajarville


SI SE PREGUNTA a aficionados cuánto conocen sobre tragedias en las vidas de quienes han cultivado el jazz desde sus orígenes, recordarán muchos nombres. Cuáles, dependerá de sus gustos y preferencias. Pero no omitirán a "Fats" Waller, quien jamás se preocupó por su salud y por ello dejó este mundo antes de llegar a los cuarenta años de edad, en un vagón de ferrocarril, a raíz de una repentina y fulminante pulmonía. O a Bix Beiderbecke, muerto a los veintiocho, vencido por el alcoholismo tan generalizado en el medio musical de su tiempo. También se recordará a Charlie Parker, en quien las drogas y el alcohol se ensañaron, llevándolo a morir con treinta y cinco años de edad y un organismo desgastado como si hubiera vivido setenta. Muchos mencionarán a Don Murray, clarinetista amigo y compañero de Bix, muerto en un hospital de Los Angeles a raíz de un accidente automovilístico, nunca aclarado, pero tal vez intencional y perpetrado por un "gangster" de cuya novia el joven músico se habría enamorado. Frank Teschemacher, el gran clarinetista, será evocado como víctima de un vuelco en otro accidente callejero, con menos de 30 años de edad, cuando viajaban en el auto del trompetista "Wild Bill" Davison, en camino a cumplir un compromiso profesional.
También se pensará en la desaparición de Glenn Miller, perdido para siempre cuando el avión que lo transportaba fue derribado sobre el Canal de la Mancha durante la Segunda Guerra Mundial, la misma que se llevó la vida del cantante Al Bowlly, a quien el gusto popular había rotulado como "el Bing Crosby británico", víctima de una bomba alemana durante la "blitzkrieg" que asoló a Londres en 1941. Alguien mencionará a Emmett Miller, menos conocido, quien en 1925, con veintidós años, fue vencido por la tuberculosis. Se cree que fue la mayor influencia que hubo en el estilo de Beiderbecke, pero nunca grabó. Muchos años después, el mismo mal se llevó a Charlie Christian, talentoso guitarrista, cuando tenía 25 años. El trompetista Bunny Berigan también sucumbió por alcoholismo en la plenitud de su carrera musical. En 1937, la muerte de la gran cantante negra Bessie Smith, "la emperatriz de los blues", ocurrida en un accidente carretero en Mississippi cuando tenía 42 años, originó una leyenda basada en una falsedad que se tardó más de medio siglo en desmentir. Se decía que le habían negado asistencia en un hospital cercano al lugar del accidente, por no ser blanca. Décadas después, se supo que no era así; fue la gravedad de sus heridas lo que impidió salvarla.
Alguien seguramente aludirá a los suicidios, que se llevaron vidas como la del cornetista Sterling Bose, sustituto de Bix en la orquesta de Jean Goldkette, en 1927. Atormentado y con los nervios destrozados por no haber podido dormir durante tres meses, se quitó la vida unos veinticinco años después. El trompetista Jack Purvis, de vida novelesca, apareció muerto en su apartamento en circunstancias nunca aclaradas. Ben Pollack, el gran director de fines de la década de los 20, se suicidó por no poder aceptar que su fama estaba en decadencia.
UN TRÁGICO DESTINO. Paradójicamente, el nombre de un músico casi desconocido se asocia con la más grande tragedia que se recuerda en la historia del jazz. Fue en la ciudad de Natchez, también en el estado de Mississippi, una noche de la primavera de 1940, cuando en el incendio del "Rhythm Night Club", durante un baile, perdieron la vida ocho músicos junto con el director y la cantante de la orquesta de jazz que tocaba. Solo dos de sus integrantes lograron salvarse.
Fragmentos extractados de la nota publicada al día siguiente de la tragedia, el 24 de abril de 1940 por el Natchez Democrat, que todavía es el principal diario de la ciudad, relatan con elocuencia la tremenda tragedia, que costó 203 vidas. Así tituló: "Los gritos de los negros que se quemaron se oían a muchas cuadras", "Hoy de mañana todavía se desconocía la identidad de los muertos", "Muchos de los que escaparon recibieron asistencia, pero otros podrían morir hoy", "El fuego estalló en el frente del edificio y atrapó a los negros".
No debe olvidarse que Mississippi se opuso siempre a la supresión de las barreras que separaron desde el nacimiento de la nación estadounidense, a los habitantes blancos de los negros o afro-americanos, como se les conoce hoy en Estados Unidos. Esta situación, que se empezó a corregir allí en el último medio siglo, era la que imperaba en el momento de ocurrir esta tragedia. Y en ese sentido, es significativo que la nota citada esté precedida en la página web que la contiene, ya entrado el siglo XXI, por una disculpa dirigida a sus lectores, advirtiéndoles que el lenguaje utilizado en 1940 puede resultar ofensivo e hiriente, pero que ha sido conservado textualmente, en beneficio de la realidad histórica. "Entre 100 y 150 negros que asistían a un baile en el Rhythm Night Club murieron quemados anoche cuando el fuego arrasó la sala de baile, repleta de gente. El salón estaba ubicado en un edificio de chapa de hierro que mantuvo el fuego en su interior mientras los negros trataban de escapar por la única salida existente, situada en el frente del edificio. Habían traído a Natchez a la banda de Walter Barnes y el carácter especial de la ocasión hizo que el local se llenara de gente." La nota continuaba: "...Un negro, asistente del director de impresiones del Democrat, estaba presente y fue testigo de la espeluznante tragedia. Dijo haber estado debajo del musgo seco que servía de adorno de las paredes cuando tomó fuego..... La policía estima que unos doscientos negros lograron escapar del edificio. Presentaban severas quemaduras y recibieron tratamiento......Dos miembros de la orquesta lograron escapar saltando por una ventana y sufrieron graves quemaduras. Los demás, se vieron bloqueados al buscar escapar, al correr los negros hacia los fondos del edificio, donde estaba ubicada la orquesta".
El total de muertos fue de doscientos tres. No pudo establecerse quién había sido responsable, tal vez un fumador, aunque quedó claro que el fuego comenzó en la parte delantera, dentro del local, quemando el "musgo español" que adornaba las paredes del galpón, que tenía algo más de sesenta metros de profundidad y una sola salida. Entre los concurrentes y el público que permaneció afuera por falta de espacio, habían entrado al local, entre cuatrocientas y quinientas personas. Para una ciudad de reducida población, acaso no más de diez mil pobladores, como lo era Natchez, esa noche, se trataba de un importante acontecimiento.
LA ORQUESTA. Los únicos discos de una orquesta dirigida por ese músico, la llamada "Walter Barnes and his Royal Creolians", datan de algo menos de doce años antes de la tragedia y suenan como las de una banda de las consideradas "grandes". Fueron registrados por una agrupación de once músicos compuesta por dos trompetas, trombón, dos ejecutantes de clarinete y saxo alto, dos de saxo tenor (uno de ellos el propio director), piano, banjo, tuba y batería, alternándose en los estribillos un vocalista (siendo éste el baterista de la banda).
Son sonidos que revelan que su director había escuchado mucho jazz "hot", cuyas resonancias aparecen en sus versiones, extremadamente originales y ejecutadas con gran afiatamiento del grupo y solos de excelente factura jazzística. Se sabe que Barnes, aunque nacido en Mississippi en 1906, se educó en Chicago y a los doce años ya contaba con sólida formación musical. Decidió dedicarse al saxo tenor y tocándolo se le escucha en sus discos. Son solamente diez, grabados entre 1928 y 1929, pero resultan bastante interesantes como para lamentar que sean tan pocos. Por lo demás, resulta muy difícil encontrarlos. Los nombres de los integrantes de este grupo nada significan para el aficionado casi ochenta años después de haberse realizado esas grabaciones, y reflejan lo que ocurría con muchas bandas negras en Chicago. Muy buena música, y músicos desconocidos, o casi.
Se sabe que en 1938 Barnes había formado una banda de dieciséis músicos, la mejor de su vida según decía. Menos de dos años después emprendió una gira, que lo llevaría a su estado de origen y a la muerte. Esa noche aciaga de 1940 toda la población negra de Natchez lo estaba esperando, pues gozaba de mucha popularidad. De ahí la enorme asistencia que atrajo al lugar en que se bailaría con ella. Once músicos se instalaron en la plataforma, colocada en la parte del local más lejana de la puerta de acceso; esa noche se pagaba medio dólar por entrar. El siniestro comenzó cuando estaban ejecutando el tema "Marie", de Irving Berlin, y en un par de minutos devoró todo lo que había allí. Un testigo que salvó su vida por milagro, relató que entre los gritos de terror de la concurrencia se escuchaban los instrumentos de Barnes y del trompetista Paul Strott, tratando de tranquilizar a la gente. Junto con los de la cantante Juanita Avery y el trombonista Calhoun Roberts son los únicos nombres que se conocen de los nueve músicos que perdieron la vida esa noche. Tanto Strott como Roberts eran nativos de Indiana y habían sido contratados para la gira. Cuando se evoca aquella tragedia, sesenta y cinco años después, ya no importa si eran negros o blancos. Eran músicos que hacían jazz. Del mejor.







NOTES AND ADDENDUM
On 17 April 1928 Bix Beiderbecke and his Gang recorded the tune "Thou Swell" for Okeh in New York.
Two takes were mastered; take -C was issued on Okeh 41030 and a single test pressing of take -A (designated second choice by Okeh official Robert Stevens who signed it "RBS") has also survived. This take has a great number of interesting differences from the issued one, especially in Bix's clear lead all through the ensemble passages.
The record is single-sided and on the back are embossed the name and logo of the Columbia Phonograph Company, who by that time owned the Okeh label.
The history of this unique record is vague; rumour has it that it was found in a junkshop in New Jersey some 50 years ago and that it subsequently travelled the world in a military trunk.
None of this has been proven though. The only certain facts are that a friend of Don O'Dette from Davenport had the record and that it went from him to a well known musician and Bix afficionado in 1977. The latter sold the record in 2008 on Ebay.
It was reissued on LP in 1978 after John R.T. Davies had done the remastering in England.
Alas, the original record was never again made available and subsequent CD reissues all draw from John Davies' old transfer with the result that the sound has always been rather dull and distorted.
However, a fresh restoration from the original disc, using the latest techniques, has recently been done and although the record is worn and heavily damaged (see picture), the sound is now quite stunning if one has good loudspeakers connected to the computer; even though the file had to be translated to MP3 format.
As the record turned up in Davenport it is possible that it originally belonged to Bix himself (rejected tests were often given to the artists). Moreover, a careful and extensive analysis by a highly reputable expert from Davenport who is familiar with Bix's handwriting has led to the probability that the writing in ink of the title and band name is indeed by Bix. Interestingly, he has written 16-4-28 while the recording was actually done on the 17th.
Could Bix have written this some time later and forgotten the exact date? Possibly.
Another interesting aspect of the record is that the format is 11 inch, and a few test-grooves remain at the outer rim (alas heavily damaged by the engraved mx number which is right into these grooves - see picture) which contain some playing and talking by a few band members.
After some clarinet, bassax and piano notes the words "Damn", "I got it" and "Take it (from) the last four" and some laughter can be distinguished. In the last sentence there was a heavy distortion over the word "from" which has been cut out as it could not be made understandable.
We have not only uploaded this passage but also amplified and slowed down the fragment with the spoken words (while maintaining the original pitch). The last sentence "Take it (from) the last four" might very well be the only recording of Bix Beiderbecke's voice.
This "video" is really all about the record and making the music available to Bix fans all over the world. We have therefore only uploaded a few pictures of the record and its label.
However, we have added a bonus; an unknown picture of Bix at ca. 10 years of age, showing him with a dog (his? It certainly looks like it) and an unknown little girl. The location is easily recognisable as Grand Avenue, probably the front lawn of the Beiderbecke house at nr. 1934. The tree with the bicycle (Bix's?) leaning against it had grown very big in the early 1980s and it is probably the tree on the left in the last picture, taken in the summer of 1981. (For those interested - the car is a 1962 Lincoln Continental). Both trees have since been cut.

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