Durante los últimos meses de 1970, los templos subterráneos del Hot Club de Guayabo y Jackson fueron testigos de los ensayos de una banda en formación. Con excepción de Daniel “Lobito” Lagarde (un joven de dieciocho años, hermano menor de Antonio “Lobo” Lagarde), los involucrados son músicos con una vasta experiencia y trayectoria en nuestro medio. El simple listado de sus nombres hace imposible no ceder a la tentación de decir que se está en presencia de un “supergrupo”. Ruben Rada, Chichito Cabral (ambos ex integrantes de El Kinto), Eduardo Useta, Roberto Galletti, Enrique Rey y Daniel Lagarde seguramente no imaginan la trascendencia que tendrá para la música popular uruguaya el proyecto que tienen entre manos. En los intervalos de los ensayos, suben al bar a comer algo, “manguear” cigarrillos y hablar de música.
CHICHITO ¾ Cuando estuve en Alemania, me acuerdo que una vez andaba por el puerto de Hamburgo y, de repente, veo un luminoso gigantesco, de color verde, que decía TOTEM. Diría “totemham” o algo así, pero a mí me impresionó el totem. Enseguida se me representó: “TOdos TEnemos Música”. Era un night club carísimo que nosotros ni miras de poder entrar. Además había dos porteros grandísimos; nos acercábamos y los lomos nos decían: “¡beck!”, y nosotros: “no espiquin inglish, coso, mojo, no entender” [risas]. Pero no había caso, “¡beck!” y te tenías que ir. Cuando pasábamos por ahí, los locos ya nos junaban y entonces pasábamos caminando dándoles la espalda [risas]. Y me dije: “tá, si algún día llego a tener un grupo, le pongo Totem”. Estábamos todos en el boliche de arriba del Hot Club, y dicen los muchachos “¿qué nombre le ponemos?”, y en seguida les digo: TOTEM. “’Tá” dijeron, y a la gente que andaba en el boliche, que nos conocía, dijeron: “’tá bueno, ‘tá buenísimo”.
Tótem realiza sus primeras actuaciones públicas en enero y febrero de 1971 (Club Universitario de la ciudad de Salto, Paysandú Wanderers Football Club, Festival del Parque Harriague de Salto y Segundo Concierto de la Rosa en Montevideo). Es en Salto que Daniel Ripoll, director de la revista argentina Pelo Internacional, queda impactado con la propuesta del grupo:
RIPOLL ¾ Los uruguayos pueden tener muchos conjuntos que estén actuando en falsa oposición, y otros que ni siquiera distinguen lo complaciente de lo bueno, pero pueden estar orgullosos de tener en su país un grupo de la calidad y autenticidad de Tótem, cinco intérpretes y un cantante (Rada) irreprochables, que tocan con gusto, con ganas, con rabia, con amor. Y tienen amor realmente porque hacen algo que saben que les pertenece: candombe. Pero no se quedan en el folclore: aúnan el candombe con el jazz y el rock, y el resultado es una de las experiencias más excitantes que se puedan escuchar. Por supuesto, cantan en castellano y los temas los componen ellos mismos. En la Argentina, muy difícilmente haya un conjunto que haya asumido la música y el contexto social de su tierra como lo hizo este grupo uruguayo. Tótem es la muestra exacta de lo que se puede llegar a producir cuando se absorbe la información musical de otros países teniendo primordialmente en cuenta lo de su propia tierra.
USETA ¾ Nuestro propósito es trabajar en base al candombe, un ritmo muy rico, que pensamos que no ha sido explotado en todas sus posibilidades. ¿Candombe Beat? Yo no diría eso. Lo de Beat es algo que algunos se empeñan en agregarle. Nosotros en el Tótem preferimos hablar simplemente de candombe [...]
Sin embargo, y a pesar de estas afirmaciones, no cabe duda que Tótem no es un grupo exclusivamente candombero, como tampoco lo fue El Kinto. Los candombes no llegarán a superar el cuarenta por ciento de sus composiciones. Quizá esto se deba a que la banda se funda con una clara meta de viajar al exterior a mediano plazo. De todos modos, hay una marcada “negritud” en la estructura rítmica de todas sus interpretaciones y un despliegue bastante inusual de fuerza en sus toques. Ya a partir de las primeras presentaciones, el grupo entusiasma a la audiencia y a la prensa especializada, y el “globo” comienza a inflarse aceleradamente. Inmediatamente, Sondor les propone la edición de un simple con los temas ‘Días de esos’ y ‘Mañana’.
QUIQUE ABAL A mí me interesaba sobre todo producir cosas del movimiento de candombe beat. Quería hacer algo que fuera original uruguayo, pensaba que era lo que podía llegar a trascender más. Irónicamente, después de Rada, lo que tuvo más éxito fue Tótem, que en ese momento intentamos pero no pudimos manejarlo nosotros. Nos hubiera gustado mucho, pero no pudimos.
Ocurre que Tótem se inclina por el sello De la Planta, con el que firma contrato el 18 de marzo de 1971. El 1º de mayo viajan a Buenos Aires para realizar la grabación del primer larga duración. Bajo la batuta de Carlos Píriz, los estudios ION brindan mejores condiciones técnicas que las que se pueden obtener en nuestro país. De todos modos, la producción se hace contrarreloj e insume solamente nueve horas, un absurdo número comparado con los parámetros de finales de siglo.
USETA Cuando fuimos a grabar el disco, fuimos vía Colonia porque no había plata para ir de otra manera. Llegamos a las tres de la tarde directo al estudio, porque no teníamos otro lugar donde quedarnos. Nos refrescamos en los baños del estudio, comimos algo en un boliche de enfrente y recién a la una de la mañana empezamos a tocar. A las nueve y media de la mañana, exactamente, estaba el disco mezclado y pronto.
A pesar de que Tótem no realiza ningún toque desde sus primeras actuaciones en enero y febrero, la expectativa en torno a la banda se mantiene. El disco es presentado el 14 de julio en el teatro El Galpón, en un recital en el que comparten el escenario con Camerata de Tango (la otra gran adquisición de De la Planta). De esta manera, no corren el más mínimo riesgo: la sola presencia de Camerata asegura un lleno total, aunque, al mismo tiempo, representa un gran desafío. La fina y emotiva actuación de la orquesta de Manolo Guardia es aclamada de pie por el público que desborda las instalaciones del teatro. ¿Podrá Tótem mantener ese nivel de aceptación? Luego del breve intervalo el grupo “abre” de manera inusual: un solo de batería a cargo de Galletti decanta en una “pizza” instrumental a ritmo de candombe. Se trata de una suerte de “calentamiento” con el que Tótem comenzará todas sus presentaciones, y al mismo tiempo, una demostración de la categoría de Galletti, quien, antes de que el resto de los experimentados músicos comiencen a “entrar en calor”, ya se despacha con un impresionante solo de batería. Luego de la ovación del público, Horacio Buscaglia sube al escenario y recita un “mojo” que da pie al ‘Chévere’ de Lobito. Siguen los restantes temas incluidos en el LP, llegando a un final “de fiesta” con ‘Dedos’ y ‘Biafra’, redondeando así un excelente espectáculo difícil de olvidar.
JAIME ROOS Recuerdo haberme colado en el concierto de Tótem de presentación del disco en el teatro El Galpón, junto con el de Camerata. Estaba lleno y entramos por avalancha. Uno dijo “¡ahora!” y nos mandamos. Un concierto memorable para mí.
Dos días después, Tótem da un recital en el Teatro IFT de la ciudad de Buenos Aires, con la intención de promocionar el álbum que también se edita en Argentina. El LP, titulado simplemente Tótem, sale a la venta en nuestro país el 2 de agosto (siempre en el 71), tiene una muy buena calidad de sonido, incluye un buen trabajo de Arruabarrena en el arte de tapa, y fotos y textos a cargo de Carlos Martins y Daniel Ripoll en la contratapa.
RIPOLL [...] Tótem tiene coherencia secreta, que va más allá del perfecto entendimiento rítmico que existe en cada uno de sus integrantes. Pienso que es casi una actitud ideológica, subyacente y esencial que está presente en todos los temas, y que ellos canalizan auténticamente asumiendo un formidable antecedente telúrico de su tierra: el candombe. Admitir la posibilidad de que el candombe pueda ser inteligentemente recreado con el aporte del jazz, el blues y el rock es quizás el único camino para comprender la música de Tótem, uno de los pocos conjuntos de música moderna de América Latina que puede sentirse orgulloso de tener un sonido realmente propio. [...].
La “gran manija” dada por Ripoll produce rápidamente algunos dividendos: Tótem es invitado a participar en la puesta argentina de Hair, una de las obras de corte hippie más audaces de la época. Problemas presupuestales hacen naufragar luego la propuesta, y tan sólo Useta y Rada (que actúa luciendo como única vestimenta una camiseta de Peñarol), participan en Hair por unos veinte días hasta que los responsables consiguen sustituirlos. En nuestro país, el disco de Tótem comienza a escalar posiciones en todos los rankings. El 18 de setiembre llega al primer puesto del “top 10” de La Nueva Gente, manteniéndose durante cinco semanas en ese lugar; es desplazado recién el 30 de octubre por la ensalada porteña Música en Libertad.
JAIME ROOS Recuerdo haber sido el primer tipo que se compró el disco de Tótem en el Palacio de la Música. Hacía un mes que yo iba todos los días y nunca estaba el disco, hasta que llegó... pero sin las tapas. Yo les dije: “me lo compro igual, la tapa la vengo a buscar mañana”. [Risas].
LA NUEVA GENTE [...] Debemos confesar que ya estamos hartos de encumbrar producciones netamente deficitarias en nivel artístico y el hecho de que hoy el más vendedor sea por fin el mejor nos produce indisimulada alegría. No entraremos nuevamente en el análisis del disco en cuestión. No reiteraremos conceptos ya vertidos en nuestras páginas, simplemente diremos que para nosotros la consagración definitiva e incuestionable de Tótem es la cristalización de un viejo sueño: ver ganar al mejor y que además éste sea uruguayo.
HIT Pocos LP han sido lanzados en nuestro medio con tantos reclamos a la atención del público (concierto en el teatro El Galpón, superpoblada conferencia de prensa en el Victoria Plaza) como el de Tótem. Luego de escucharlo hay que convenir en que tamaña expectativa generada no se ve defraudada en momento alguno. Para empezar deben dejarse de lado las comparaciones, éste es un conjunto uruguayo incluso hasta en la utilización del candombe como ritmo básico. Entonces hay que olvidarse de Santana o de cualquier onda extranjera que pueda tener alguna semejanza con lo que hacen. [...] Los nombres también interesan porque son la prueba de otro elemento imprescindible en la comprensión del grupo, está formado por músicos que distan mucho de ser novatos. Estos no son los habituales dieciocho añeros que saben dos o tres tonos en la guitarra, unos pocos recursos en la batería y se unen para imitar alguna formación inglesa o norteamericana. [...].
A esta altura, se ha producido un hecho crucial para la promoción de la banda: Alfonso López Domínguez se convierte en el manager de Tótem. Ni bien se hace cargo de la representación, encara una estrategia llamativa: se niega a firmar cualquier tipo de contrato con organizadores de bailes o de espectáculos por espacio de un par de meses, y se dedica a trabajar con los medios de comunicación, difundiendo la música del grupo a partir del disco.
LÓPEZ DOMÍNGUEZ Venían con lanzallamas a golpear las paredes de mi casa para que firmara contratos, y yo me negaba. El diario La Mañana era importantísimo en lo que tiene que ver con la difusión de la música. ¿Sabe por qué? Porque lo compraban todos los estancieros. No había una cosa más importante para difundir música popular uruguaya de vanguardia que los estancieros. Los estancieros son los presidentes de las comisiones directivas de los clubes sociales del interior. Para mí era fundamental que nos hicieran una gran nota en el diario La Mañana y que la misma apareciera en la página de enfrente a la que estaban los avisos de las ferias ganaderas. Y lo conseguí. Hubo un par de músicos de Tótem que llegaron a una reunión caminando desde Pocitos. Y yo me vine a pie desde mi casa, y otro de los músicos me avisa: “Mirá que llevo un mes comiendo arroz”, y yo le decía: “Bueno, aguantá porque faltan dos meses más”. Nos mantuvimos con gran esfuerzo y con el apoyo de amigos y de nuestras familias sosteniendo una campaña de difusión de la música de Tótem por todos los medios sin firmar contratos. Cuando noté algunos datos que me daban la pauta de que era el momento apropiado, comenzamos a firmar algunos contratos, muy pensados, muy medidos, y la menor cantidad por el precio más importante que pudiéramos fijar. La idea era hacer pocas fechas con un precio muy alto. Al organizador le servía más. No le sirve traer un grupo que toque por todos lados y que traiga trescientas personas. Le sirve más hacer una inversión fuerte, pagarle fuerte a ese conjunto, pero llenar completamente la sala. Yo podía asegurar, en nombre de los músicos de Tótem, que llenaba cualquier sala.
Los resultados son impresionantes. Hacia finales del 71, Tótem llena sistemáticamente todos los salones de baile de la capital y del interior del país en los que se presenta, y pasa a ser, junto a Los Campos y Los Killers, el grupo de mayor taquilla del medio. Sus actuaciones están cargadas de fuerza, y el público las disfruta en un verdadero clima de fiesta. Se crea el club de admiradores de El Tótem, cuya secretaria es Elizabeth Arrigoni, y en un taller de Errandonea en la Escuela Nacional de Bellas Artes, se construyen ceniceros (pequeñas obras de arte) con motivos afro y con el nombre del grupo.
CHICHITO La verdad es que los seis músicos andábamos clarísimos. Todos, los seis. Y todos metimos laburo, todos, los siete. Hacíamos dos reuniones por semana, después de los ensayos. Y ahí planificábamos todo, quién se iba a encargar de cada cosa. El tipo que nos contrataba sabía que llenaba. El día que nos contrataba decía: “Ya estoy”, claro, ya empezaba a festejar. Era un hecho. Y la plata que llegué a ganar con Tótem, nunca más en mi vida. Pero después que el flaco nos hacía la seña, entrábamos, subíamos al escenario y “vamo’ arriba”. Había que matar. La verdad es que metíamos y metíamos. La actuación era de treinta y cinco minutos y hacíamos cuarenta y cinco. Les metíamos un tuco que no podía ser, era una guerra aquello. Y cuando terminábamos, toda la gente transpirada, corría a la cantina. Los tipos vendían todo. Y empezamos a ir pa’l Litoral, pero ahora nos esperaban como reyes. Otra cosa importante es que todos dejábamos hablar a todos. Todas las ideas se trataban; ninguna se descartaba. Con la ropa, todos de acuerdo. A lo último, fue: “¿Somos todos hippies?, tá, somos todos hippies”. El Lobito decía “Yo soy chico, no entiendo nada de eso, yo estoy para el cuellito alto así . . . ‘Tá, no pasa nada.” Y nosotros, muy guerreros ¿no? Nos poníamos cualquier cosa. Pusimos mucho de nosotros, pero también se dio que tuvimos la suerte de que salimos a hacer algo que la gente necesitaba en ese momento. Y con buenos músicos. Y con mucha experiencia. Salvo el Lobito, el que tenía menos; tenía diez años de boites. No nos iba a asustar ningún pesado ni nos iba a impresionar una belleza. Si estábamos hasta acá de eso. Nosotros no veíamos nada, yo no veía nada. Era música y laburo.
La estética visual queda claramente establecida: vinchas, collares, amuletos, ropajes de corte hippiedélico y/o afro. Ruben Rada, luciendo el mayor african look que se le ha visto hasta el momento, recupera el protagonismo de la escena montevideana, y su presencia es considerada por muchos como la principal razón de la popularidad de la banda.
Las razones para el éxito
Aparte de la estrategia publicitaria de López Domínguez y de consideraciones estrictamente musicales o de presencias carismáticas, existen otros factores que contribuyen a explicar tan rotundo éxito: que una banda de vanguardia con un sonido basado en ritmos afro–uruguayos y latinos se constituya en el conjunto más popular de todo el país por más de un año, debe entenderse como el resultado de la suma de varios elementos, algunos de ellos, poco conocidos. El primero es el sentido de responsabilidad con que los músicos del grupo encaran esta etapa.
LÓPEZ DOMÍNGUEZ Nunca llegó un músico tarde a un espectáculo. Habíamos acordado estar media hora antes de cada actuación, y así se cumplía. Sólo una vez, en La Kabaña (en donde podíamos llegar tarde y no pasaba nada por el prestigio que ya teníamos), el mismo domingo dos músicos llegaron tarde: Rey y Useta. Y fue debido a serios problemas personales. Llegar tarde quería decir llegar quince minutos antes de la actuación.
En segundo lugar, López Domínguez (con Tótem) inaugura un singular y estricto modo de relacionamiento con los contratistas: el grupo no toca si el representante no recibe por adelantado todo el dinero acordado. Cuando llega la camioneta al lugar, bajan las tumbadoras de Chichito y, eventualmente, alguno de los músicos se hace ver junto a López; nada más. Recién cuando el manager vuelve a salir y hace una seña, ingresan todo y todos al salón. La seña del flaco quiere decir que ya está toda la plata en su bolsillo. De lo contrario, se dan media vuelta y se van. Y no pierden un peso, porque los gastos de alquiler y utileros ya están cubiertos de antemano por la seña.
LÓPEZ DOMÍNGUEZ El hecho de cobrar antes estaba en los contratos, era una condición sine qua non. Amagamos irnos de varios lados, pero no fue necesario irnos definitivamente de ninguno. Considero que el hecho de tener el dinero antes, esa diferencia de una hora, es muy importante, porque el músico toca de otra manera. Imagínese al músico tocando y al mismo tiempo pensando: “¿Me pagarán esta noche o me reventarán otra vez como hacían antes conmigo? ¿Volveré una vez más a mi casa sin dinero a decirle a mi esposa que soy un idiota? ¿Podré salir con mi novia mañana o tendré que decirle que me afanaron?” Creo que eso no contribuye a una expresión artística. Mejor decir “ah, el manager tiene la guita, vamo’ arriba”. Es algo más saludable ¿no?.
Todos los grupos de esta “corriente” que empieza a generarse son cooperativas, y Tótem no es la excepción. Lo que quizás no se sepa es que las ganancias del grupo se dividen en siete partes iguales (los seis músicos más el manager). Ninguno cobra más que otro y el manejo de las finanzas se realiza con total transparencia. El sistema de administración es el siguiente: López Domínguez reparte la plata en siete sobres. En cada uno de ellos coloca además un impreso con el total del pago del contrato, los gastos de amplificación, gastos de flete, gastos de hotel, gastos de cena, descuento de AUDEM y la ganancia líquida. Los recibos correspondientes a los gastos se los adjunta al sobre de Useta, quien es el encargado de revisarlos, hacer las cuentas y firmar el visto bueno en los siete sobres.
CHICHITO El flaco se iba de repente con la guita de cuatro toques y decía: “mañana, a la una, en tal lugar, para cobrar”. Y a la una menos diez estaba el flaco, al firme, con todos los sobres prontos. Y todo detallado ¿eh? En tal kilómetro se gastó tanto en nafta, en tal ciudad una pinchadura, en tal restaurante comimos tantas milanesas, se gastó tanto en cerveza. Todo, todo detallado. A ninguno se le podría haber pasado jamás algo raro por la cabeza con el asunto de la guita. En eso pongo las manos en el fuego por el flaco y por el resto del grupo.
USETA — López Domínguez fue fundamental. Debe haber pocos tipos con la capacidad de trabajo que él tiene, con una creatividad brutal y trabajando full time. Los pasacalles los hacíamos nosotros y cuando íbamos al interior, él se iba un día antes con otro muchacho y los colgaban. Además ese día antes coordinaba todo con las radios. Cuando nosotros llegábamos, la gente nos estaba esperando. Además, el flaco les ahorraba trabajo, porque les llevaba las fotos y el texto pronto. Eso era una promoción enorme y además gratis. El flaco ganaba lo mismo que nosotros.
Este sistema cooperativo alcanza también a los utileros, a la empresa de sonido y al propio chofer del grupo, generando así un excelente clima de trabajo. Entretanto, este es el contexto sociopolítico uruguayo del momento: en medio de un clima de violencia, descontento popular y radicalización de posiciones, se acercan las elecciones nacionales. Por el lado del oficialismo, la cabeza más fuerte es la del propio presidente Jorge Pacheco Areco, que propone su reelección. Dentro del Partido Nacional, se agiganta la figura de Wilson Ferreira Aldunate. Pero por primera vez en la historia del país, una tercera fuerza aparece con posibilidades de quebrar la hegemonía bipartidista. Se trata del Frente Amplio, coalición integrada por todos los partidos de izquierda y por diversas personalidades progresistas que han abandonado los partidos tradicionales. En dichas elecciones se juega mucho del futuro del país. Tótem ya es lo suficientemente popular como para ser tenido en cuenta por la clase política.
USETA — Antes de las elecciones del 71, ocurren dos cosas. Un día cae el flaco López Domínguez y me dice: “Mirá, hay una propuesta de la lista 123, la de Pacheco, para librar un crédito en el Banco República que van a pagar ellos, para comprar un equipamiento en el exterior.” Con esa plata podíamos comprarnos todos los equipos Marshall, que para aquella época eran un lujo y además algo imposible. Pero claro, nos teníamos que poner la camiseta de la 123, y obviamente dijimos que no.
Independientemente de su grado de militancia o de su mayor o menor convicción con las propuestas que se plantean, los músicos de Tótem son votantes del Frente Amplio. Y aunque esta realidad no se hace pública, es notoria la simpatía que se tiene ganada la banda dentro de la juventud izquierdista. De todos modos, ellos prefieren no comprometerse ni identificarse con algún partido en particular.
USETA — Tras cartón, viene el cierre de campaña del Frente Amplio, y el Frente quiere que nosotros vayamos a tocar. Fue en el Parque Rodó. El Frente había alquilado todos los juegos para la gente. Y de noche se hacía un gran baile en el Parque Hotel. Viene el flaco, trae el planteo y decidimos que si nos pagaban, íbamos. Les pedimos el doble para que nos dijeran que no. Y mirá que eso fue a pesar de que dentro del grupo, cada uno tenía sus ideas claras. Pero no considerábamos que había que compatibilizar la música con la política partidaria, no queríamos identificarnos. No éramos de derecha ni de centro, pero no queríamos mezclar nuestro trabajo. Nos dijeron que sí, y entonces hicimos un contrato por AUDEM y un contrato con un abogado, pagaderos el cincuenta por ciento antes de empezar y la otra mitad cuando terminara el baile. En el medio del toque hubo un apagón general y se acabó el baile. No llegamos a tocar y nos pagaron igual. Es increíble, pero ese contrato nos salvó la vida a más de uno un par de años después.
Ya a comienzos de 1972, Tótem se ha transformado en el conjunto musical más popular del país.
El Teatro Solís abre sus puertas al rock uruguayo
A comienzos de 1972 Santiago Ameijenda sustituye a Galletti. El ingreso de Ameijenda, experimentado baterista de jazz, implica un cambio en la sección rítmica de Tótem, que ya no cuenta con la “tuquera” ejecución del notable Galletti. De todos modos, dicho matiz pasa desapercibido para la mayoría de los seguidores del grupo. En el mes de abril de 1972 Tótem es filmado por la RAI interpretando el tema ‘Biafra’ para un programa de la televisión italiana dedicado a la música latinoamericana. También llega la inevitable producción de un “especial” para Canal 4 de nuestro país y, casi al mismo tiempo (mes de agosto), la banda es contratada para actuar en Sábados Circulares de Pipo Mancera, de altísimo rating tanto en Argentina como en Uruguay. A esta altura ya se ha editado el segundo LP del grupo, que, para sorpresa de muchos, no contiene el tema ‘Mi pueblo’, uno de los más populares y solicitados en las actuaciones. De todos modos, Descarga se convierte en un éxito fulminante. A pesar de que las ventas de discos en nuestro país han caído en un veinte por ciento con respecto al año anterior, esta segunda producción de Tótem llega a tener cinco ediciones agotadas a tan sólo tres meses de ponerse a la venta. El poder de convocatoria del grupo está en su punto máximo.
HEBER OTONELLO En el año 72, Werter, que tenía Triunvirato con Juan Carlos del Monte, vino a buscarme. Él estaba muy jodido de salud, pero no decía nada y no quería dejar a Juan Carlos solo. Ahí hacemos una fusión: Otonello, Geriboni y Triunvirato. Nosotros hacíamos “Las Grandes Noches del Rock” en el club Marash. Los Hokers eran el grupo estable. Ese baile anduvo muy bien. Algunas veces también llevábamos a Días de Blues, a Danger y fundamentalmente Los Killers. Un día llevé a Tótem y fue increíble la cantidad de gente que fue. Era un baile de seiscientas, setecientas personas, y el día que fue Tótem llegamos a meter mil y pico.
HUGO VILLAVERDE (chofer de Tótem) — En Montevideo nadie podía competir con Tótem, y en el interior sólo Los Iracundos podían llegar a competir. Una vuelta tocaron en el mismo baile. Ya en la camioneta veníamos dándonos manija: “que éstos son unos lances, que no los bancamos...” Cuando se cruzaron en el escenario no se saludaron, ¡ni se miraron! No se dieron la más mínima pelota. Y te puedo asegurar que esa noche Tótem le rompió el culo a Los Iracundos.
La segunda presentación de Descarga (la primera se había hecho en Casapueblo de Punta del Este) se realiza el domingo 9 de julio en el Teatro Solís, con previo anuncio (que figuraba en los afiches) de que se trataría de “el único concierto de Tótem para el 72”. En esta ocasión, las consideraciones sobre la performance de Tótem poco cuentan. Se ha producido un hecho que marca un nuevo hito en la historia de la música uruguaya, y que sólo es comparable con lo acontecido en el Teatro Solís en presentaciones de Maurice Chevalier, Gilbert Bécaud y Joan Manuel Serrat.
LA NUEVA GENTE [...] La presentación de Tótem en el Solís causó una sicosis de arrebato en el público. Mucho antes de que comenzara la función anunciada para las 9:30, una verdadera multitud recibió la noticia de que ya no había localidades disponibles. Muchos no la aceptaron, forzando la entrada y atropellando porteros. Algunos desacatados irrumpieron intempestivamente en la sala con las previsibles consecuencias. [...].
HIT Los administradores, los boleteros y los acomodadores del Solís no se van a olvidar muy fácilmente de lo que sucedió aquella noche del mes de julio del 72. Hacía rato que en la boletería lucía el clásico; “No hay más localidades”, pero la gente seguía agolpándose frente a ella, pugnando en vano por cualquier ubicación. Los más resignados optaron por quedarse en el hall de entrada y escuchar desde allí lo que se filtrara puertas afuera, confiando en el buen sonido de los equipos de Tótem. Otros más nerviosos no se resignaron a escuchar sin ver y como en los viejos tiempos de las matineé de los cines de barrio recurrieron al expediente de la colada. Cómo lo hicieron es cosa de ellos, lo cierto es que los acomodadores contaron quinientas personas que ingresaron sin exhibir previamente la entrada.
Se produjo lo que suele llamarse un “lleno de arrebato”, es decir un teatro lleno, pero en donde hay más gente afuera que adentro. Son más de dos mil las personas que quedan rondando las inmediaciones del Solís sin poder entrar. Se llega a un punto en que incluso peligra la realización del concierto.
LÓPEZ DOMÍNGUEZ El gerente me dice por qué no hacíamos unas extensiones con unos parlantes para que toda la gente que estaba afuera pudiera escuchar. Le dije que ni se le ocurriera hacer eso porque sino, en el segundo acorde, toda la gente iba a saltar para adentro del teatro y se iba a armar una catástrofe. Habían tomado el hall y las escaleras. Le pedí que me dejase encargarme de la situación. Consulté con los músicos y llamé a La Kabaña y les pregunté “Che, ¿ustedes no tienen problema de que yo procure que vayan hacia allí 1.000 o 1.500 personas?” “¿Y cómo es eso?” “Mirá, muy simple: a partir de ahora vos no cobrás más entrada y yo le digo a la gente que vaya para allá. Les pido a los músicos que repitan el concierto en La Kabaña. Tótem a vos no te cobra nada y vos no le cobrás al público.” Me dice: “tá, tá, fantástico“. Golpeo las manos y a viva voz en el patio del Solís, de la escalinata para afuera, grito este mensaje: “De acuerdo a la reglamentación de la Intendencia, no podemos empezar el concierto hasta tanto no esté cerrado el teatro. Es más, los músicos no pueden ni entrar. Si esto sigue así no habrá concierto. Yo les pido lo siguiente, ustedes pueden ver el concierto de Tótem gratis en Porongos y Martín García en La Kabaña. Nos esperan allá escuchando a otros grupos y Tótem llegara en dos o tres horas.” La gente empezó a aullar y a gritar llena de alegría y entusiasmo. Y se fueron. No llegaron todos hasta La Kabaña, pero de todos modos fue una multitud. Pudimos cerrar el teatro, y cuando cerramos las palancas de las puertas le digo al gerente “Ahora sí podemos empezar”. Muchas veces el manager tiene que pensar en la seguridad de la gente. El gerente no conocía este público, que obviamente era distinto a un público de música clásica. El manager debe pensar que la sala es su propia casa, porque para eso le confiaron la responsabilidad de alquilársela. La actuación no la vi, me pasé recorriendo la sala por si alguien se sentía mal o surgía alguna dificultad. Cuando termina el concierto, se acerca Eugenio Maxera con el gerente de la sala y me dice: “López Domínguez, el Teatro Solís queda a sus órdenes. Nosotros vamos a levantar toda la programación para que Tótem pueda repetir este concierto todas las veces que ustedes lo deseen, porque el concierto y el comportamiento del público han sido excepcionales.” Le pedí a un periodista de un diario que presenciara la conversación, y le contesto: “Mire, nosotros no vinimos acá como una compañía de variedades que viene a colgar su obra en el cartel y que la descuelga solamente cuando no viene más gente y se acabó la guita. Nosotros no somos eso. El Tótem representa un movimiento de música uruguaya con determinado encare de las cosas. Ha venido acá por respeto al Teatro Solís, para que ésta sala, por primera vez en su historia, abra sus puertas centenarias a esta expresión de música popular. Hemos traído nuestra música al altar del Teatro Solís y esa ceremonia ya fue cumplida esta noche. De manera que El Tótem mañana no se va a presentar en el Solís, ni se va a presentar nunca más con este disco. Tal vez, cuando editemos el tercer long play, volvamos a presentar la nueva obra en este escenario.”
La ética del liderazgo
Tótem es fiel a su promesa y no repite el concierto en el Solís, con lo cual, los acontecimientos ocurridos el 9 de julio de 1972 adquieren cualidades de mito. Esta renuncia (que le impide obtener una buena cantidad de dinero) no es inconsciente, apresurada o espontánea. Ha sido previamente meditada y acordada entre el representante y los integrantes. Se logra así uno de los efectos esperados: generar ansiedad, necesidad de ver y escuchar al grupo o a otras bandas del movimiento. Un público nuevo, atraído por el hito del Solís, comienza a acercarse a diversas salas bailables. Esta renuncia de Tótem fortalece la realización de espectáculos, contribuyendo a llevar a cabo una de las políticas de López Domínguez y del grupo: “ampliar el mercado”.
LÓPEZ DOMÍNGUEZ Para nosotros, la idea de mercado siempre estuvo presente, pero no en el sentido actual de los chupasangres, yupis del marketing, sino en el sano sentido de pluralizar la oferta.
Desde su posición de liderazgo, Tótem lleva adelante varias políticas relacionadas con el ambiente musical uruguayo. Para poder implementarlas, el representante cuenta con el aval de los integrantes. Algunas de ellas son el fomento de la solidaridad entre los grupos y el trabajo con AUDEM.
LÓPEZ DOMÍNGUEZ Si nosotros íbamos por allí y nos enterábamos que un conjunto no le había prestado un equipo a otro en ocasión de alguna dificultad, a partir de ese momento yo me negaba a firmar contratos en lugares donde también tocara ese grupo. Eso me valió innumerable puteadas, hasta que aprendieron que si no se ejerce la solidaridad espontáneamente, nosotros la enseñábamos a las patadas. Claro, para eso hay que ejemplificar. Un día, en el Parque Hotel, estaba Cold Coffee con Ernesto [Soca] que le habían faltado los utileros, y estaba paralizado en la puerta. El Tótem acababa de tocar. Entonces yo, vestido de saco y corbata, empecé a cargar equipos, me empezaron a seguir otros y les entramos todo. Y el grupo mío, que gracias a Dios tenía tiempo para llegar al otro baile, esperando que su manager terminara de cargar. Yo no les permití ayudar porque ellos eran figuras públicas. [...] Los músicos practican muchas veces una especie de racismo musical: si en AUDEM gobiernan los tropicaleros, entonces yo, que soy beatlero, no voy. Si gobiernan los tangueros, yo soy folclorista y no voy. Creo que es una cosa disparatada. Cuando se está afiliado, el contrato no se firma entre el club y el grupo, se firma entre el club y AUDEM, con la firma de alguien del grupo. Entonces si el organizador no cumple, AUDEM responsabiliza al local y hace un bloqueo de todos los grupos afiliados contra el organizador, pero paralelamente inicia las acciones judiciales contra el club. Y el club tiene patrimonio con que responder. El organizador queda fuera del mercado, pero además hay un embargo contra el club. Entonces, el abogado del club agarra del pescuezo al organizador y le saca la plata. O lo obliga a pagar los contratos antes o a dejar un depósito o a poner una garantía. Y si el abogado del club no tomó esas medidas y le alquiló el local a un sinvergüenza y el tipo no paga, el problema es del club. Ese servicio sólo lo brinda un sindicato y ese sindicato es AUDEM. Más allá que nos guste o no la música que toquen los directivos que, dicho sea de paso, en la actualidad nos gusta mucho. Entonces con mucho gusto pagábamos el porcentaje correspondiente de la tarifa. Y Tótem se negó a alternar con grupos no afiliados al sindicato. [...] Y siempre bajo el criterio de ensanchar el mercado. Esa idea de democratizar, de pluralizar, de abrir la oferta, estuvo presente en muchos episodios que tienen que ver con la vida de Tótem. En determinado momento, me visitaron los músicos de Psiglo con motivo de su primer concierto en el Solis para ver si les podía dar una mano. Yo hice los diseños gráficos, la pegatina, hice de todo, casi que me convertí en el organizador sin cobrarle nada a Psiglo. El Tótem no tenía el menor problema en que yo diera esa mano a Psiglo, así como jamás se nos hubiera ocurrido poner trabas para que Psiglo y Opus Alfa pudieran viajar a Buenos Aires con motivo del festival B.A.Rock II.
Otro ejemplo que tiene que ver con la política del grupo está relacionado con el sorpresivo anuncio “Tótem presenta a Hojas”.
LÓPEZ DOMÍNGUEZ Sucede que venía un jazzista de Estados Unidos a dar un concierto en el Solís y nosotros tocábamos en La Kabaña. La primera reacción nuestra fue suspender esa actuación para que los músicos pudieran asistir al Solís. Pero a mí se me ocurrió lo siguiente: en lugar de no ir, vamos a hablar con un grupo del interior que habíamos conocido en Colonia con el nombre de Fire Birds, y que ahora estaba en Montevideo. Hacían temas propios en castellano y todavía no tenían mayor repercusión en nuestra capital. Entonces vamos a pactar con La Kabaña lo siguiente: “Domingo tal, Tótem presenta a Hojas. Tótem hará su tradicional primera actuación, y en la segunda cederá su palco a Hojas”. No teníamos por qué comprometer el nombre de Tótem diciendo: “Tótem presenta a Hojas”. Creo que esto muestra claramente nuestra voluntad de abrir mercado. Eso produjo una gran sorpresa. Es como si ahora se anunciara: “Jaime Roos presenta a fulanito”; todo el mundo va a ver qué pasa con ese fulanito. Ahora bien, en realidad yo no los había escuchado, pero alguna gente seria nos había contado cómo estaba sonando ese grupo. Cuando les llevo esta idea a los músicos, alguno me miró como diciendo: “éste está loco”. Entonces el gordo Rey que los había escuchado en Piriápolis saltó y dijo: “¡Matan, esos locos matan!”. Yo me encargué además de llamar a un montón de empresarios organizadores de eventos de acá y de la costa de Canelones diciéndoles que fueran a La Kabaña para que vieran a un grupo “que se las trae”. Entonces ellos llegaban y yo se los presentaba al representante de Hojas, el profesor Armando Diez, excelente persona. Empezaron a cantar y a la segunda canción la gente estaba encantada. Hojas no precisó nada más que eso. Fue una cosa importante, porque yo pienso que en un movimiento de música uruguaya tiene que haber un grupo de rock como Psiglo, tiene que haber un grupo más pop de música melódica bien hecha como era Hojas, tiene que haber un grupo de blues como Opus Alfa o Días de Blues, tiene que haber un grupo de fusión o de raíces afro como era el Tótem. Es decir, tiene que haber variedad, porque en la variedad se ensancha el mercado. Nosotros no teníamos miedo a la competencia. [...] Ejercer el liderazgo no solamente da derechos, sino que también da responsabilidades. Usted me está haciendo esta investigación sobre aquellos años y yo, sin salirme del contexto, le estoy diciendo que esa cultura de la ética del liderazgo, aparte de la estética, es el caudal más importante que tenemos para transmitir.
CACHO BADÍN (cantante y baterista de Hojas) En La Kabaña empezamos a tocar gracias a Tótem. Tótem nos apadrinó. Me acuerdo que vino el gordo Otonello y pila de gente y nos dijeron: ”¡mataron!”. López Domínguez le dijo a Espasandín: “¿viste qué grupo que te traje?”. A partir de ahí empezaron a llover los contratos.
Hojas se convierte en la banda de corte “pop melódico” por excelencia y crea una corriente de aire fresco dentro del movimiento.
CACHO BADÍN El mismo domingo tocábamos en el Náutico y en La Kabaña. Tótem, Psiglo y Hojas eran el éxito total. El público de Tótem y de Psiglo era nuestro también. Con Tótem bailaban candombe, con Psiglo bailaban rocanrol, y con nosotros amasijaban y apretaban. Era un complemento perfecto. Ese momento de arriba del escenario era mágico y nosotros lo disfrutamos muchísimo. Nos divertimos muchísimo.
El desbande de la superbanda
En setiembre de 1972, Alfonso López Domínguez pasaba a hacerse cargo de la representación de Psiglo, quedando la parte empresarial de Tótem en manos de Juan Carlos Delmonte (quien había sido recomendado por el propio López). Delmonte es un excelente profesional y tiene además a su favor el hecho de conocer perfectamente a la banda, pues se encarga de su amplificación desde los comienzos. Sin embargo, desgastes internos y una serie de factores relacionados con el clima social, político y económico que vive el país, conducirán al inexorable quiebre de Tótem.
USETA — El grupo no estaba politizado internamente, pero la gente pensaba que sí. Fijáte que el tema ‘Mi pueblo’ no se incluyó en Descarga por miedo, cuando en realidad la letra que yo hice se refería a otra cosa. Entonces empieza a bajar el trabajo, empieza a llegar de a poco la malaria. El gordo Beledo, que era el que organizaba los bailes del Olimpia, empezó a contratarnos cada vez menos, porque decía que cada vez que iba Tótem caían los milicos y se le complicaba la cosa. Hicimos una reunión con los muchachos en el Hot Club y dijimos: “Viene mal, la mano”. A mí se me ocurrió que había que irse del país y me acordé de Reni Otolina. El tipo era una especie de zar de la televisión de Centroamérica, era un tipo muy cotizado. Acá llegaba un programa largo venezolano suyo, el “Show de Reni Otolina”, ¿te acordás? Tiempo después fue asesinado cuando era candidato a la presidencia. Y bueno, resulta que cuando tocamos en Casapueblo él nos vio, porque justo estaba veraneando en Punta del Este. Y había quedado enloquecido con nuestra actuación. Se acercó, nos dio su tarjeta y nos dijo que quedaban las puertas abiertas. Así que me acordé de Reni Otolina. Mi mujer trabajaba en Pan American, me consiguió un pasaje a pagar en mil años, y me fui a hablar con él. Llego a Caracas, me recibe Reni fenómeno, se acordaba, todo bien. Y tuvimos tan mala suerte que yo llegué en pleno conflicto laboral de todo lo que era televisión y músicos, había una gran huelga. El tipo tenía agendada a Donna Summer y no la podía traer, no podía entrar ningún artista extranjero. Y entonces me dice: “Lo que yo te puedo ofrecer, si ustedes se vienen hasta acá, los pongo a trabajar en un crucero en el Caribe. Trabajan ahí tocando temas internacionales, y mientras tanto esperamos que pase la huelga.” Yo me vuelvo enseguida, aunque fue toda una odisea la vuelta, puse cuarenta y ocho horas para venir de Caracas a Montevideo. Claro, yo iba con un pasaje sujeto a plaza vacía. El avión ya estaba arrancando y me bajan, me sacaron el lugar las Trillizas de Oro [risas]. A las horas conseguí un único lugar. Cuando me siento, estaba en el medio de un grupo como de veinte monjas, que se pasaron todo el viaje rezando. Casi me muero [risas]. De Caracas a Río, de Río a San Pablo, de San Pablo a Buenos Aires, y ahí ya me quedé más tranquilo, me podía venir a pie igual. Llego, reunión en el Hot Club al otro día, explico las posibilidades y se me tira atrás el negro. De la Planta venía pidiendo el tercer disco. Y el negro tuvo una actitud muy loable, se separó del grupo. Él no quería cantar en el disco si después no iba a seguir.
Daniel Lobito Lagarde sigue los pasos de Rada. De hecho, ellos dos venían tocando desde el mes de octubre junto a Marcos Szpiro, Galletti, Tomás Chocho Paolini y Alberto Magnone en una agrupación denominada Gula Matari. Los sustitutos de Rada y Lobito en Tótem son Roberto Giordano en bajo y Tomás Chocho Paolini en saxo, flauta y clarinete. La vocalización está ahora a cargo de Useta y Rey, quienes ya habían figurado como primeras voces en algunos buenos temas de la primera época. Con la nueva formación, Tótem debuta el 9 de diciembre en la escuela de San Jacinto y en un baile del Club Atenas. En enero del 73 graban en Buenos Aires su tercer disco, Corrupción, que sale editado en junio de ese año. La musicalidad del grupo se ve favorecida, y sus nuevos temas tienen momentos instrumentales destacables. Sin embargo, la ausencia de Rada es clave. El nuevo Tótem está lejos de aquel grupo que supo ser, durante casi dos años, el más importante de nuestro país. Psiglo pasará a ocupar el primer nivel de popularidad... lamentablemente, por poco tiempo, ya que con la llegada de la dictadura, el movimiento de rock uruguayo de los primeros 70 se vendrá inexorablemente a pique
Integraciones:
1ª Ruben Rada (voz líder y percusión), Eduardo Useta (guitarra y voz), Enrique Rey (guitarra y voz), Mario “Chichito” Cabral (percusión), Daniel “Lobito” Lagarde (bajo) y Roberto Galletti (batería). (1971-1972).
2ª Ingresa Santiago Ameijenda en batería en lugar de Galletti. (1972).
3ª Eduardo Useta (guitarra y voz), Enrique Rey (guitarra y voz), Mario “Chichito” Cabral (percusión), Roberto Giordano (bajo), Santiago Ameijenda (batería) y Tomás “Chocho” Paolini (saxo). (1973-1974).
Discografía:
Tótem (De la Planta KL 8312), editado en 1971.
Descarga (De la Planta KL 8321), editado en 1972.
Corrupción (De la Planta KL 8335), editado en 1973. (En reediciones posteriores, la censura de la dictadura lo rebautizó como Tótem III).
Reediciones en formato compacto:
Tótem (Sondor 4.965–2 1995). Incluye los dos primeros LP’s de Tótem (Tótem y Descarga) con excepción del tema ‘Un sueño para Gonzalo’.
Colección Posdata Número 7. (Sondor). Además de la versión completa de Corrupción (rebautizado como Tótem III), incluye el tema ‘Mi Pueblo’ de Tótem.
Tótem (Vampi Soul 035CD). Edición europea que incluye el primer LP de Tótem más el tema ‘Mi pueblo’.
Algunas letras:
Dedos son dedos / días son días / madres son madres / hijos son crías / Los pensamientos / son todos míos / pero mi lengua / ya no es tan mía. / Si plantas rosas / crecen sandías / Si esperas coche / pasa tranvía / Así es mi tierra / que se resfría / y está engripada / de hace mil días / ¿Cuándo sanará y caminará? / ¿Cuándo cambiará y podrás cantar? / Yo sé que tu me dirás / ves mira, como crecen las rosas. / Entonces yo te diré / Si, ya lo veo / sigue hermosa mi tierra. / Dame de tu mano todo lo que puedas. / Toma de mi mano todo lo que quieras. (‘Dedos’, E. Useta; R. Rada).
Quiero darle un tirón de orejas al hombre / que piensa en la política y no responde / que están muriendo niños a borbotones / que olvide las banderas, piense en el hombre. / Ese que hoy es tu amigo, mañana no será / porque confía en el lema que vos odiás. / Mientras que Biafra estaba muerta / muerta de sol y sin pan. / Sus crías estaban blancas / blancas de peste mortal. / Biafra estaba muerta / nadie allí quiso llegar / por unos negros que mueran / a quién le puede importar. / Ese que hoy es tu amigo, mañana no será / porque confía en el lema que vos odiás. (‘Biafra’, Rada).
Cuando cierren las puertas / para que nadie se escape / Cuando quieras que todos / sepan todos tus sueños / Y comprendas que ahora / ya no puedes cantarlos / Calles, parques y plazas / están algo desiertas / Flores que se marchitan / esperando su enero / Campos que se han secado / sin que llegue su acero / Qué pueblo, mi pueblo. / Qué pueblo, mi pueblo. (‘Mi pueblo’ E. Useta).
Fernando Peláez Bruno
http://www.mediafire.com/?jmjzj1zr4zl
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