miércoles, 1 de julio de 2009

BIENVENIDO MR SATCH




La primavera que Armstrong nos deslumbró






Entre octubre y noviembre de 1957, los argentinos pudieron gozar con la música del genial trompetista y cantante estadounidense, considerado uno de las figuras fundacionales del jazz.





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RICARDO GARCIA OLIVERI
Qué se podría decir de Louis Armstrong que no se haya dicho hasta ahora? Y no hablamos en general sino de estos días, cuando ha llegado el que siempre creímos era el centenario de su nacimiento (y lo creímos con tanta fuerza que, aunque vengan a decirnos que no es así, no importa). Se podría decir que el viejo Satchmo —ya se sabe: apócope de Satchelmouth, "boca de cartera"— es al jazz lo que el viejo Ray Bradbury es a la ciencia ficción (categorías, ambas, marginales si las hay): algo así como el fiel de la balanza. Vendrán otros con sus talentos, e irán a parar más acá o más allá. El punto de referencia siempre será Armstrong. Como instrumentista (su trompeta cada día suena mejor), como vocalista e, inclusive, como líder de sus pequeñas incomparables orquestas: el legendario Hot Five, la Hot Seven y también la All Stars, que es la que viene al caso.

Fue el conjunto que acompañó a Louis Armstrong en su única, inolvidable visita a Buenos Aires. Un hito en la historia de la música y el espectáculo locales, en una época en que las movilizaciones populares se producían espontáneamente. Ninguno de los que fueron a esperarlo a Ezeiza (originando un tumulto: miles en la pista, bajo la lluvia), hacían guardia en el Plaza Hotel e iban en procesión nocturna a la calle Corrientes pretendía salir en los medios, sino honrar al artista admirado.

Eran, efectivamente, otros tiempos los de aquella primavera de 1957. Hacía poco que el soviético Sputnik andaba rascando el cielo, iniciando la carrera espacial y provocando un mar de dudas y temblores en Occidente. Días después, cuando la gira siguió, ni Armstrong ni sus músicos pudieron alojarse en el hotel de Caracas que el empresario les había reservado, cuando la dirección del establecimiento advirtió que eran todos negros.

Parece más de 430 años, no menos de 43, pero sucedió. Seguramente porque se vivía una época así esa actuación se convirtió en un hito, en un acontecimiento insoslayable que todos suponían único (y lo fue: el genio nunca volvió por aquí).

El Louis Armstrong que vino a la Argentina no era el más esplendoroso y restallante. Tenía 57 años (bueno, 56), pero estaba todavía en la plenitud de su más feliz madurez. Todavía era el Satchmo que tocaba la trompeta más que cantaba —a poco comenzaría, gradualmente, a invertir los términos: el de trompetista es un oficio agotador—, por eso se trajo a una vocalista veterana y gloriosa que, ella sí, estaba volviendo: con muchos kilos y casi dos décadas menos, Velma Middleton ya había actuado aquí en 1938. Al margen de toda la sugestión de su voz negra (aspecto en el cual bastará decir que estaba a la altura de Satchmo), seguía siendo un fenómeno de swing y de simpatía.

Los demás "stars" fueron el pianista Billy Kyle, el contrabajista Squire Gersh, el baterista Barrett Deems y, tal vez los dos mejores, el trombonista James "Trummy" Young —magnífica voz negra, también— y Edmond Hall, un clarinetista con todo el estilo Nueva Orleans. El presentador, al tono, era Hugo Guerrero Martinheitz, "El Peruano Parlanchín", decía el programa de mano que Lococo e Iriberri, los empresarios del acontecimiento, entregaban en el teatro Opera. (Otra figura que se hizo notar entre los argentinos fue Lucille Wilson; había sido famosa bailarina —la apodaban Sugar Brown, o sea "azúcar moreno"— pero ahora trabajaba sólo de esposa de Louis, al que había conocido en el mítico Cotton Club. Un encanto de persona.)

Aquella temporada también fue mítica. Fueron diez actuaciones, entre el 30 de octubre y el 13 de noviembre, cuando los artistas emprendieron vuelo hacia Santiago de Chile. Pocos fanáticos fueron a una sola función; así fue posible constatar que, si el día del debut, el músico, tras tres horas de concierto con un repertorio "ad lib", tocó High Society pero no su hitSaint Louis Blues, sí lo hizo en las restantes.

Satchmo decía haber nacido el 4 de julio (fecha patria) de 1900. Hace poco un estudioso descubrió su partida de nacimiento y, en consecuencia, la fecha real: el 4 de agosto de 1901. ¿Por qué Louis Armstrong se agregaría un año? Es sencillo. El jazz era música prostibularia y en 1918 —cuando lo barrieron de New Orleans por razones morales, obligándolo a expandirse por todo el país y el resto del mundo..., felizmente— un menor de edad no podía trabajar en ese medio tan pecaminoso.





http://www.clarin.com/diario/2000/07/04/c-00601.htm


Armstrong en Uruguay
Durante tres días, Satchmo estuvo en Montevideo. Luego de su visita a Buenos Aires en octubre de 1957, en el Teatro Opera, se presentó en la capital uruguaya en noviembre.
Dio cinco funciones en tres días y una de ellas pudo escucharse por una emisora radial. El locutor peruano Hugo Guerrero Marthinheitz fue el encargado de presentar a la banda, que estaba compuesta de la siguiente manera: Louis Armstrong, trompeta y voz; Trummy Young, trombón; Edmond Hall, clarinete; Lilly Kyle, piano; Squire Girsback, contrabajo; Barrett Deems, batería; y Delma Mittleton, voz.
http://www.larepublica.com.uy/cultura/51438-armstrong-en-uruguay

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